5.12.2010

Es arduo el camino que deben recorrer
aquellas almas que, penantes,
no fueron hechas para este mundo.
¡Más aún tortuoso!
La agonía de vivir es casi insoportable
con breves exaltaciones de alegría
que dan a ellas otro tinte en su poesía.
Tan breves que el suspiro más suave y delicado
sería más que suficiente para contenerlas todas.
Porque en resignaciones muere toda la alegría,
y en agotamiento extenuante la lucha por los ideales,
despojados ahora del valor ferviente
que una vez supieron impartir.
 
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