2.24.2010

Las hojas de los álamos caen lentamente
sobre el agua calma del sencillo estanque
Las carpas, en bellos tonos de naranjas
zigzaguean tranquilas prestando su atención
sólo a esas hojas que osan interrumpir la quietud.

Los rayos de sol son todavía mansos
y llegan al estanque en obtuso ángulo,
acariciando suavemente la superficie
también arriban a la lúgubre expresión
que la rutina, inclemente, en mi rostro dibujó

Las aves tempranas llenan la atmósfera con su canto
tapando el bullicio en derredor
colándose en mi mente sus trinares
haciéndome caer en su prisión
me recuerdan que la noche ya ha pasado
y yo aún no puedo ver el sol.
 
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