11.04.2009

Se iluminan sus rostros flacos al oír
las sacrílegas palabras del profeta
vacías esas que se empeñan en ungir
oídos inocentes que el fervor penetra

Aquellas que llevan al error profundo
que es de toda alma en pena oriundo
pecado primigenio de las bestias
concientes ya de sus propias existencias

Esas que se yerguen de injusticias
onerosas ante toda adversidad
se burlan de esos ciegos sin pericias
otorgándoles horrenda vanidad

Y los llena de gran gozo ¡Pobres ciegos!
en este invierno crudo y persistente
les retuerce y toma entero el inconciente
evocando el más falaz orbe candente
ese que se gesta en sus profundos egos




 
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