9.05.2009

Con los ojos cerrados vi a un hombre de traje
caer por un precipicio negro y continuo,
me pidió ayuda, pero mi cerebro está apagado

Cerca, está otro hombre de traje
parado en el borde de un plato
me mira prejuicioso con enojo
y comienza a caminar hacia el centro;
se tira sobre otros hombres que 
allí permanecían, inmóviles.
Un tridente se los lleva uno a uno
a la boca de un ser maquiavélico,
el gigante me mira desde lo alto
masticando
yo lo miro a él y me marcho.

Saltaré al precipicio en que cayó aquel 
hombre de traje
pero yo lo haré sin mundanas ataduras.
 
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