promulgando batallas en la duda
en cansadas penumbras me acongojo
que hacen de esta mente sorda y muda
El transcurso del Tiempo me acompasa
y el Espacio, el hermano más benévolo,
forja en este cuerpo de argamasa
columnas que se yerguen ante Éolo
Y la siempre pura e inminente muerte
que precede silente a la ultrajada vida
da por fin descanso a mi vil mente
y devela sin temor la abierta herida
Es aquella que inculcamos al inicio
cuando el cuerpo aún débil es propicio.