8.30.2009



Las luces que emanan de los ojos 
de los seres que se esconden
se disparan hacia la vastedad
cuando los siniestros párpados 
de esas criaturas lo permiten
Pobres entes ajenos a la piel, 
¡qué suerte la de ellos!

El cielo nocturno se ilumina fugaz
abomba todos mis sentidos
y dejando mi saber
me elevo entre los árboles
olvidándome del ser

En temblores y neblinas
me debato entre dos mundos
pero pierdo, siempre pierdo.
Hay cosas que están más allá
de nuestra humanidad.
Tan temida, tan deseada
pero ante todo aceptada.
 
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