11.28.2009

Fragmentos de ti y de mi
de todos nosotros como uno
La pluralidad acepta la nada
y la deja crecer y ser el mundo
Los nudos se retuercen
apretándose y soltándose a la vez
y todo es un crisol sin fin
que arde, arde, arde...

11.23.2009

Busco en mis entrañas el despojo
promulgando batallas en la duda
en cansadas penumbras me acongojo
que hacen de esta mente sorda y muda

El transcurso del Tiempo me acompasa
y el Espacio, el hermano más benévolo,
forja en este cuerpo de argamasa
columnas que se yerguen ante Éolo

Y la siempre pura e inminente muerte
que precede silente a la ultrajada vida
da por fin descanso a mi vil mente
y devela sin temor la abierta herida

Es aquella que inculcamos al inicio
cuando el cuerpo aún débil es propicio.

11.16.2009

Color Implacable

El reloj de mesa marcaba las 6.30. No se escuchaba ningún otro ruido en el cuarto, salvo el tic tac.

Me debatía entre la conciencia y la inconciencia, prefiriendo la segunda, como si hubiera sido un artista del sXIX en una casa de opio, rodeado de prostitutas del inconciente. Pero esos estados no eran benevolentes hacia mí.

La repetición continua del reloj alimentaba mi ansiedad, que me llevaría pronto a la decadencia.

Vacas chillonas se oyen a lo lejos, repentinas como el relámpago enviado del cielo. Los gemidos ultrajan mi estancado ser, distraen mis fluidos mentales de la tarea primordial y salgo del trance. Pero no dejan de ser más que vacas... chillonas, como el fucsia.

I´m an empty vessel.

De nuevo quedamos aislados el reloj y yo, mi corazón se acompasa con él, y mi cerebro late junto a ellos también. El trance retoma su reinado, y trae con el un tinte de paranoia púrpura.

mmmmmmmmmm... se repite un zumbido en mi cabeza... creación propia.

Siento un golpeteo, a lo lejos, parece de la tierra del Quijote.

Escucho un golpeteo, un poco más cerca, y más real.

Escucho tres golpes, siempre fueron tres. Es la puerta, alguien llama.

No espero a nadie, y no hay nadie a quién pueda esperar. En el piso 6 las llamadas a la puerta son escasas cuando no se espera a nadie.

Me acerco, y miro por el ojillo de la puerta. Del otro lado hay una figura negra.

Espero a un nuevo llamado, espero...

Observo, a centímetros distantes. Distante.

Se balancea sobre un pie y el otro. Espera... espero... desespera. Se vuelve a balancear y apoyada sobre un pie golpea la puerta. Desespero.

Sin pensar demasiado tartamudeo vocablo inquisidor –¿Quién es?

Ufff... ¿sabrá quién es? Y... ¿sabré yo, aún si me lo dice?

/ No sé si el negro era su color realmente, o si la pintura se la dio mi mente /

Levanta la cabeza; una persona común, pero con la mirada vacía, completamente vacía. –Abrime – dijo con voz seca –soy yo.

Siento que la fiebre me toma de improviso, un metal frío sustituye a mi espina.

Me tumbo, me desvanezco de esta realidad. Caigo en el mundo intermedio, ese entre conciencias.

Muy a lo lejos sigo sintiendo la voz de quién llamaba a mi puerta, pero se escucha mucho más el incesante tic tac.

Hay cúmulos de ojos redondeos e inexpresivos que forman parte de alguna especie de criatura. Siento un púrpura intenso en la parte de atrás de mi cabeza intangible. Un ángulo describe la trayectoria curvilínea.

Vapores hielos entran y arremeten contra mi envenenado cuerpo y destilo mares de sal.

Un remolino de sonidos gente se atraviesa y me envuelve.

Colores ignotos me toman por sorpresa.

El lejano recuerdo de alguna canción se repite y se mezcla en mi cabeza, ella baila en forma de poseídas nieblas.

Mil ojos matan la noche, y vive en ella toda la ausencia.

Me despierto entonces ante un estrépito. Veo los miles de ojos redondos que me acompañan siempre, entrelazados por medio de apéndices que desconozco. Se mueven lentamente y mueven a la vez mis ojos.

Doy cuenta de un rostro, de esos tangibles, que me mira y se acerca. Y con él una luz demasiado brillante para mi noche ausencia.

Unas preguntas de demasiada blancura se reflejan en un guardapolvo de igual saturación. Preguntas que son demasiado comunes para describir.

Aparentemente no hay nada fuera de lo común, nada que valga la pena anotarse, aún a pesar de los hechos relatados; médicamente mi estado es muy bueno.

Luego de una noche por demás común, a no ser por el hecho de haberla pasado en un hospital, otro set de preguntas, tal vez un poco más curiosas y definitivamente más incómodas; los temas: drogas, enfermedades mentales, trastornos, tragedias, historia familiar; todas sin respuestas destacables.

Debo confesar que empecé a sentir curiosidad, ya que no tenía la más mínima idea de cómo había llegado a donde estaba, o de qué diablos fue ese estado previo a estos hechos más comunes. Si hubiera sido sólo un sueño no estaría en un hospital.

Con ya dos días de aburrimiento entre unos verdes lavados y enfermizos, por demás pulcros, llenos de falsedad, me elevaron al grado de libertad. Pude regresar a casa.

No antes de infinidad de análisis y exámenes, cabe agregar.

Quien había llamado a mi puerta unos días atrás no se presentó en el hospital, al parecer hubo una llamada desde mi propio celular, que estoy segura nunca hice, y nada más. Los paramédicos tocaron timbre a un vecino para que los dejen entrar y eso fue todo.

Piso 6 nuevamente, a solo instantes de mi cómodo hogar. Unos pasos, dos vueltas de llave y estoy adentro. Todo parece normal. Otros pasos más y me acerco a la sala de estar. Detrás de la mesa ratona que se yergue tímidamente entre almohadones, al ras del piso, yace mi cadáver, ese poluto y lleno de mentiras que no tuvo más remedio que aceptar el ser parte de la sociedad, y con ello su propia muerte.

No recuerdo cuántos días han pasado. En el piso 6 las llamadas a la puerta son casi inexistentes a las 4.30 am.

11.12.2009

Doubt

Doubt, be no longer mine
for you vicious hunter are
the one I dread the most
as you chase your victim
and force it to despair
as you are not aware of
your own lascive existance

Oh Doubt, the greyest of
them all, but then appalling
and much more
inhuman is your strenght
when you're the most of
human nature I know
You Doubt, merciless take it all.


11.04.2009

Se iluminan sus rostros flacos al oír
las sacrílegas palabras del profeta
vacías esas que se empeñan en ungir
oídos inocentes que el fervor penetra

Aquellas que llevan al error profundo
que es de toda alma en pena oriundo
pecado primigenio de las bestias
concientes ya de sus propias existencias

Esas que se yerguen de injusticias
onerosas ante toda adversidad
se burlan de esos ciegos sin pericias
otorgándoles horrenda vanidad

Y los llena de gran gozo ¡Pobres ciegos!
en este invierno crudo y persistente
les retuerce y toma entero el inconciente
evocando el más falaz orbe candente
ese que se gesta en sus profundos egos




 
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